miércoles, 4 de noviembre de 2009

CAMINO


“Las armas están hechas para matar, la aguja de acupuntura esta hecha para salvar la vida de los enfermos. El hombre es una creación del cielo y de la tierra. La energía del cielo circula en el cielo, siguiendo las leyes que le son propias; la energía del hombre circula en su cuerpo, según las mismas leyes que las de la naturaleza. Si dicha circulación está afectada, el hombre cae enfermo” (Ling Shu, Cap. 52).

Cada paciente es un ser único. Su enfermedad representa un desequilibrio energético que atiende a sus características específicas, razón por la que es fundamental realizar un diagnóstico exhaustivo y correcto para restaurar, mediante una adecuada selección de puntos, la armonía dinámica entre el yin y el yang.

Nuestra vocación nos llama a buscar las profundas raíces de la enfermedad, ayudando a cada paciente no sólo a encontrar alivio a sus dolencias, sino por sobre todo a comprender la importancia de incorporar su microcosmos siguiendo las leyes que rigen la naturaleza, logrando finalmente la integración con el Tao.